Las personas que tengan problemas en la función de riñones deben hacer un régimen de alimentación que este adecuado junto con un tratamiento médico que colabore en mantener estable la función renal y que impide la aceleración en la pérdida de la misma, que culmine en la insuficiencia renal.
Será muy importante alimentarse en forma saludable puede ayudar a reducir el riesgo.
Proteínas: las proteínas son fundamentales para el organismo, se ha podido comprobar que al reducirlas disminuye la velocidad de pérdida de la función renal. La proteína que viene en especial de la carne, lácteos y huevos.
Los riñones sanos eliminan de la sangre los desechos metabólicos tóxicos provenientes de las proteínas, esto se ve dificultado de manera progresiva con el agravamiento de la función renal.
Colesterol: las dietas ricas en grasas animales, que tienen cantidades altas de colesterol, incrementan sus cifras en sangre por arriba de los valores seguros. El colesterol se acumula en la pared de los vasos sanguíneos, provocando trastornos para el flujo sanguíneo en los diversos territorios vasculares, como las arterias renales, generando isquemia.
Sodio: esta es una sustancia química que se ubica en la sal común de mesa. Las dietas que son ricas en sodio pueden subir la tensión arterial y empeorar la hipertensión, es mejor limitar el consumo de alimentos que lo contengan, como ser los enlatados o elaborados.
Potasio: es un mineral que se encuentra en frutas y verduras tales como la papa, la banana, las frutas secas, las arvejas y las nueces. Los riñones sanos sacan el exceso potasio del organismo. Los riñones enfermos padecen algunas limitaciones para hacerlo y con una función renal muy mala, las concentraciones altas de potasio pueden dañar el ritmo del corazón.
Calcio y Fósforo: son dos minerales son constituyentes del hueso y colaboran a su solidez. La insuficiencia renal, por medio de cambios endócrinos que afectan la deposición ósea de estos minerales, genera una debilidad progresiva de los mismos, limitando un aumento en el riesgo de fracturas óseas.
Las distintas enfermedades pueden a medida que avanzan provocar una falla renal permanente, algunas mucho más rápidas que otras con síntomas evidentes o leves y que una vez que han sido detectados pueden ser controlados con la intervención del profesional y la colaboración del enfermo.
Es por este motivo que la detección precoz de los grupos de riesgo, como diabéticos, hipertensos, familiares de pacientes con insuficiencia renal, ancianos, etc., aún con ausencia de síntomas, en conjunto con la consulta al médico correspondiente otorga la posibilidad de tratar con óptimos resultados las enfermedades y de esta forma evitar el daño permanente de los riñones.
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