Observa la alegria de vivir, entonces tenes gozo profundo, dejas de tener alegría y tenes gozo profundo, porque no importa si sos creyente o escéptico. No hay que ser fanático ni hay que convencer a nadie. Nadie se va a convencer si no está dispuesto. A cada cual le llega el momento. Yo lo que tengo que hacer es informarle, decirle: Yo sé hacer esto. Te puedo ayudar con eso, y me callo la boca y lo dejo. Tiene que ser cuando el otro quiera, si no, no hay forma de poder ayudarlo.
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